El domingo 31 de octubre, que era Halloween, nos apareció un mensaje para actualizar a Windows 11 en la esquina inferior derecha de nuestro escritorio de Windows 10. Con gran entusiasmo, procedimos a pasar por el proceso de descarga e instalación y, una vez terminado todo (lo que nos llevó aproximadamente unos treinta minutos), decidimos comprobar todos sus ajustes. Fue entonces cuando nos quedó claro que, para nosotros, la característica más importante incorporada por Windows 11 era un rendimiento de HDR enormemente mejor que el anterior.
En Windows 10, activar HDR en el sistema operativo, en lugar de aportar una mejora a las aplicaciones daba como resultado una pantalla tenue, con escaso brillo y colores apagados. Aunque en Windows 11 HDR no es totalmente perfecto, o al menos no es tan bueno como en un televisor o un proyector de cine en casa de nivel profesional, va mucho más allá de lo que hacía en Windows 10.
En cuanto activamos el ajuste de HDR, percibimos que el brillo no sufría en absoluto de ese aspecto de sobreexposición del que adolecía en Windows 10, y los colores estaban muy bien. Luego, procedimos a cargar un juego compatible con HDR, Deathloop , y quedamos francamente impresionados por lo bien que se veía. Si tenemos un monitor para juegos HDR nos espera una grata experiencia, porque creemos que Windows 11 por fin ha hecho lo correcto respecto al HDR y, si ya es bueno, es probable que de ahora en adelante esta implementación no haga más que mejorar.