El llamado Síndrome Visual Informático (SVI) engloba una serie de dolencias derivadas del uso de los ordenadores. Estas molestias incluyen dolores de cabeza, visión borrosa, fatiga y sequedad ocular, dolor de cuello, etc. No es de extrañar que estos problemas desemboquen en sesiones desagradables y abreviadas ante el monitor que conllevan fatiga y frustración. Lo importante no es si el problema se da trabajando, viendo una película o jugando. Lo importante es eliminar el problema, aunque esos inconvenientes ocasionados por la pantalla vengan causados, en parte, por el entorno.
Seguro que todos los usuarios han podido percibir en algún momento que los cambios en la iluminación ambiental afectan a la apariencia de la pantalla. Puede que se despejen las nubes y, de repente, la habitación esté mucho más brillante. Tal vez lleváramos algún tiempo jugando o viendo series y no nos diéramos cuenta de que se había puesto el sol. En cualquier caso, la pantalla del monitor no se adapta al entorno. Puede que lo apreciemos con los ojos, aunque... Es más probable que nuestros ojos lo hayan notado sin que nos hayamos dado cuenta. Lo bueno sería poder arreglarlo.