El brillo es una especificación cada vez más crítica en los monitores. En el ámbito del contenido de vídeo, el brillo es en parte responsable de lograr la calidad HDR. Cuando se trata de fotografía, el brillo hace que los colores en la pantalla se vean más vívidos. Por lo tanto, muchos fabricantes de monitores se centran en aumentar los nits en los monitores tanto como sea posible para presentar sus productos como más avanzados tecnológicamente.
Para los profesionales con altas exigencias de color, como los fotógrafos, esto no es necesariamente un beneficio. Si bien un mayor brillo puede hacer que las cosas en la pantalla se vean mejor, también puede tener un efecto no deseado en la precisión del color. Las pantallas e impresoras muestran imágenes de formas muy diferentes y asegurarse de que coincidan en la máxima medida posible supone hacer ajustes dentro de parámetros muy bien definidos.
Además de las especificaciones y la calibración del espacio de color, ajustar el brillo es otro paso que debe seguir para obtener los resultados más precisos.