Al diseñar proyectores portátiles, al menos los de buena calidad, los fabricantes tienen en cuenta la flexibilidad como uno de los factores más importantes. Al igual que sucede con otros dispositivos móviles, los proyectores portátiles deben ofrecer flexibilidad de uso. El mismo proyector debería servirnos igual de bien en casa, en la oficina, en el jardín o en un camping, y todo ello sin obligarnos a realizar configuraciones o ajustes complicados.
Los buenos proyectores portátiles funcionan muy bien tanto de día como de noche. Además, cuentan con ese toque adicional de diseño resistente que caracteriza a todas las tecnologías móviles y portátiles de calidad. Al fin y al cabo, como se han concebido para su uso tanto en interiores como en exteriores, los proyectores portátiles deben sobrevivir sin problemas a una manipulación más o menos brusca. Por eso, los buenos superan las pruebas de resistencia a caídas, golpes, polvo y agua. Así, no tendremos que preocuparnos por una caída accidental o dos durante un viaje en coche, o por si se mojan un poco en caso de que empiece a llover en un entorno natural. Debemos por tanto buscar entre sus especificaciones la resistencia al polvo, al agua y a los golpes: son señal de un buen proyector portátil con flexibilidad de uso.
A diferencia de sus hermanos mayores, los proyectores portátiles son eminentemente multitarea. Deberíamos poder hacer una presentación de negocios en la oficina o poner una película en el camping y que la experiencia sea igualmente gratificante y de alta fidelidad.