Sí, hay varios tipos de brazos con los que mejorar nuestro monitor para juegos. Puede que los brazos fijos sean los más sencillos y, por lo tanto, los más finos, pero no ofrecen tanta flexibilidad. Con un diseño muy simple, los brazos fijos no permiten generalmente ningún movimiento especial del monitor, lo que pueden acabar con cualquier ventaja ergonómica como las que mencionamos anteriormente. Merecen la pena si sabemos que estaremos cómodos con esa posición concreta para el monitor y funcionan mejor cuando se anclan a una pared. También suelen ser finos y discretos. Aunque no son ideales en el caso de monitores para juegos, estos brazos son los que vemos típicamente en la sala de espera del dentista.
Los brazos basculantes van más allá de los fijos al permitir que el monitor se incline hacia arriba y hacia abajo. Aunque no son tan flexibles como los brazos de movimiento total, se adaptan muy bien a diferentes alturas, para que distintas personas puedan ver cómodamente el monitor y realizar ajustes según precisen. Los brazos basculantes, presentes más frecuentemente en entornos de trabajo y oficinas, suelen tener también diseños bastante simples y, por lo tanto, finos, que gustan a mucha gente.
El siguiente paso llega en forma de brazos con capacidad de inclinación y giro. Como su nombre indica, se trata de soportes con un movimiento casi completo en ese espacio tridimensional del que hablábamos. No obstante, su diseño más intrincado implica que no son tan finos y que también hay que taladrar una pared, por lo que una vez decidida su ubicación, allí se quedarán. Si queremos moverlos, toca volver a hacer agujeros y, en nuestra opinión, a nadie le gusta el ruido y el polvo.