Se supone que Ghostwire: Tokyo es el primero de una serie de juegos, de ahí el añadido “: Tokyo”, ya que presumiblemente habrá futuros títulos ambientados en otras ciudades. Cierto es que este juego no es de mundo abierto, aunque sí tiene un diseño de área abierta y el mapa es bastante grande. Obviamente, Ghostwire: Tokyo posee elementos de terror sobrenatural y el jugador debe asumir el papel del estudiante universitario Akito. Nuestro héroe se encuentra solo en un Shibuya (una de las zonas más famosas de Tokio) perpetuamente nocturno. Todo el mundo se ha ido, excepto Akito, su compañero KK y un montón de fantasmas extraños y hostiles. No obstante, no todos son malos: hay muchos espíritus NPC amistosos que nos brindan interesantes misiones secundarias, útiles tengu con los que puedes tratar y, por supuesto, gatos parlantes dedicados al comercio. Al fin y al cabo, es un juego japonés y de uno de los creadores de los oscuros y extraños títulos The Evil Within, el último de los cuales también tenía un gato muy destacado.
La verdadera estrella del espectáculo es Shibuya. Aunque no se corresponde exactamente con el mapa de ese distrito en el mundo real, el juego sí aporta una imagen amplia y muy convincente de él. Hay numerosas ubicaciones y elementos que brindan información sobre la cultura japonesa, con especial hincapié en la comida, porque Akito necesita comer para conservar las fuerzas mientras KK y él tratan de averiguar por qué se han ido todos y cómo encontrar a la hermana de Akito.
Hay puertas torii que purificar, santuarios que visitar y gran cantidad de variedades de combate. Aunque su mundo abierto no es tan enorme como el de Elden Ring o Assassin's Creed Valhalla, el entorno de Ghostwire: Tokyo incluye muchas texturas y contenidos. También nos depara una gran atención al detalle. Por ejemplo, los coches de fabricantes estadounidenses, como Ford y GMC, tienen el volante a la izquierda, mientras que los demás (supuestamente, japoneses) lo tienen a la derecha.