Es sencilla, como con muchos otros temas relacionados con el vídeo: asegurarse de que la pantalla y la fuente coincidan; ver Blu-rays en un televisor de RGB limitado, y jugar y utilizar el ordenador en un monitor de RGB completo. Basta con cerciorarse de que todo esté configurado en el mismo rango dinámico, dado que una discrepancia en este aspecto deteriorará rápidamente la calidad de imagen.
Por supuesto, sería genial que la industria pudiera estandarizarse aún más y, simplemente, se pusieran de acuerdo en una escala, o que todas las pantallas pudieran cambiar automáticamente de RGB limitado a completo según los contenidos. Sin embargo, no ha ocurrido todavía ninguna de estas dos cosas, así que por ahora hay que tener cuidado con esto.
Tenemos que comprobar la configuración del controlador de la tarjeta gráfica y los menús de visualización para elegir la escala correcta, si se proporcionan tales opciones. En resumen: para ver el ordenador en un monitor, hay que elegir RGB completo siempre que sea posible; para ver el ordenador en un televisor o Blu-rays en un monitor, la mejor opción es el RGB limitado.