Este es uno de esos casos de “traemos buenas y malas noticias”, combinado con una buena dosis de “sí y no”. La buena noticia es que AMD FreeSync y NVIDIA G-Sync derivan ambos de la tecnología VESA Adaptive Sync. Por ello, existe una gran superposición entre ambas tecnologías y son esencialmente idénticas. La misión de las dos es evitar la desincronización de la velocidad de fotogramas entre la tarjeta gráfica y el monitor, ambas tienen un rango de velocidad de fotogramas basado en la resolución, ninguna de ellas permitirá que la velocidad de fotogramas caiga por debajo de ese mínimo, etc. Si tenemos un monitor para juegos que cuente con FreeSync o G-Sync, disfrutaremos de un excelente rendimiento en cuanto a la frecuencia de refresco variable y es muy poco probable que nos topemos con fenómenos desagradables como desgarramientos de imagen o velocidades de fotogramas muy bajas.
¿Las malas noticias? FreeSync y G-Sync incorporan chips patentados en el monitor y controladores por parte de la tarjeta gráfica para diferenciarse, por lo que, por definición, no son compatibles. AMD significa que FreeSync funciona con... tarjetas gráficas AMD Radeon. Mientras que NVIDIA, como no podía ser de otra manera, dedica G-Sync a las tarjetas gráficas GeForce (de ahí viene la G).
No obstante, dadas sus similitudes inherentes, nos encontramos ante una situación del tipo “no va a pasar nada malo por intentarlo”. Veamos por qué.